En el verano de 1975 un movimiento social se agitaba dentro y fuera de nuestras fronteras para salvar la vida de los últimos condenados a muerte por el régimen franquista.
En este país, que por aquel entonces era España, aquella lucha se desarrolló en unas condiciones especialmente difíciles debido a la fuerte represión que rodeó aquellos fusilamientos. Muchos jóvenes fueron detenidos y pasaron a engrosar la nutrida lista de presos políticos. También se desarticularon muchas organizaciones que se movían en las tinieblas de la clandestinidad. Y por si había alguna duda en cuanto a las intenciones del gobierno, en el País Vasco se declaró el estado de excepción.
Hoy pienso, que el régimen debía saber que tenía los días contados e intentaba deshacerse de cuántos más enemigos mejor; y así abordar, con la mejor correlación de fuerzas posible, el inevitable tránsito hacia la democracia...
Pero en aquellos momentos, aunque la muerte de Franco se presentía cercana, los signos de cualquier apertura democrática quedaban ocultos tras la contundente respuesta del gobierno a cualquier manifestación en contra de la pena muerte, o a favor de las libertades democráticas.
En Avilés, pusimos nuestro granito de arena en lo que resultó ser el último y desesperado intento por salvar la vida de aquellos jóvenes luchadores. La recreación de aquel momento se muestra en un pequeño relato al que puedes acceder en el siguiente enlace:
Aquel 27 de Septiembre...
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